viernes, 17 de febrero de 2006

Acaece...

Acaece...

Acaece que me muero
al mirarme en el espejo,
entre quiero y no quiero
quizás ví su reflejo.

Mas huecos los ojos
palpé corazones,
encontrando rastrojos
en vacíos jarrones.

Sangraron campanas
y murieron las flores,
en sucias mañanas
cambiamos los roles.

Tristes las palabras
que muertas no sonaron,
mas si las macabras
que con saña brillaron.

Y es que acaece que me muero
al mirarme en el espejo.

David González Roldán

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